El libro comienza narrando la victoria incompleta de las tribus. Jueces 1 muestra que algunas de las tribus de Israel estaban dispuestas a cumplir el mandato de Dios de poseer la tierra y despedir sus habitantes, mientras que otras tribus no lo estaban. Al remover todos los habitantes, Israel podría desarrollarse en la nación santa que Dios intentó para ella. Al contrario, Israel se dispuso para una solución a medias. Ya que no conquistaron y echaron fuera a todos los paganos, ellos decidieron hacer de algunos de sus habitantes esclavos. Fue el principio de la espiral en descenso hacia una desobediencia espiritual.
El libro de los Jueces se divide en cinco secciones bien definidas. Comienza con un prefacio histórico general (capítulos 1:1 a 2:5) o visión de la conquista parcial de la tierra después que hubo sido repartida entre las diferentes tribus por Josué. Las tribus se apoderaron solas de su herencia particular, o a veces varias de ellas se unieron cuando se vieron frente a una fuerte resistencia
A este bosquejo histórico sigue una segunda introducción (capítulo 2:6 a 3:6), cuyo objeto es mostrar cómo la apostasía religiosa que siguió a la muerte de Josué continuó sin disminuir. El pueblo se hundió en la idolatría y provocó el castigo divino; pero cuando se arrepintió, el Señor le envió liberación por medio de jueces sucesivos.
Habiendo expuesto su tema, el autor procede entonces a relatar la historia de las tribus bajo 12 jueces (capítulos 3:7 a 16:31).
Los israelitas consultan al Señor (Jueces 1:1-3)
Jueces 1:1. Después de la muerte de Josué, los ancianos y los israelitas le pidieron dirección al Señor para escoger a la tribu que debía ir primero a luchar contra los cananeos. No sabemos exactamente como consultaron al Señor.
Jueces 1:2. El Señor escogió a la tribu de Judá para ir primero. ¿Esto fue el cumplimiento de la profecía dada por el patriarca Jacob sobre su hijo Judá en Génesis 49:10?
Jueces 1:3. Judá le pide ayuda a Simeón en su batalla contra los cananeos. El apego que la tribu de Judá tenía por la tribu de Simeón es explicado en Génesis 49:7.
Los cananeos
Los cananeos eran todos los habitantes de Canaán antes de la Conquista. A veces se hace diferencia entre cananeos (habitantes de los valles y las planicies costeras), y los amorreos (habitantes de las montañas). Se menciona también a los heteos (descendientes dispersos del disuelto imperio hitita), a los ferezeos, los heveos y los jebuseos.
Los cananeos eran descendientes de Canaán, hijo de Cam, hijo de Noé (Génesis 10:6). De hecho, la mayoría de los habitantes de Canaán eran descendientes de Cam, quien había sido maldecido. Sus descendientes incluyen las siguientes diez naciones: jebuseos, amorreos, gergeseos, heveos, araceos, sineos, arvadeos, zemareos, hamateos y cananeos (Génesis 10:15-20). Todos ellos ocupaban la tierra que Dios había prometido a Abraham y su simiente. Ellos se habían asentado en el área entre el mar Mediterráneo y el río Jordán.
Jueces 1:4-7. El progreso de Judá se traza primero subiendo desde el valle del Jordán hasta Jerusalén vía Bezec (vs. 4–8) y luego descendiendo a la llanura costera al sudoeste de Jerusalén vía Hebrón, Debir y Sefat-Horma (vs. 9–16).
Adoni-bezec, que significa “Señor de Bezec”, era su rey. Los israelitas lo persiguieron y cuando lo agarraron, le cortaron los pulgares y los dedos gordos de los pies. Los israelitas castigaron a Adoni-bezec de la misma forma en que él había castigado a otros setenta reyes. Este castigo lo incapacitaba para usar armas.
¿Una relación con el Nuevo Testamento?
La palabra “bezec” (H0966) en hebreo es “qzb”. La misma palabra hebrea también ha sido traducida como “bazac” (H0965) significa “un relámpago, rayo” en Ezequiel 1:14. Por eso, ¿cuál es el significado de esta observación?
Lucas 10:1–16 – La misión de los setenta – Lucas es el único que registra que, además de los doce, Jesús mandó a otro grupo de discípulos a hacer obra misionera. Aquí y en el v. 17 en los distintos manuscritas varía la cantidad entre setenta y setenta y dos (Ver la nota de la RVA); en ambos casos es simbólica y nos recuerda el número de naciones de Génesis 10.
Al regreso de los setenta, Jesús vio en la expulsión de los demonios una señal de que el trono de Satanás se estaba tambaleando. Jesús dice: “Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.” Pareciera que estaba hablando de una manera metafórica.
Recordamos la victoria de la tribu de Judá contra Adoni-bezec, “Señor del rayo”
Jueces 1:8-10. Aquí se declara que Jerusalén fue tomada por Judá, pero evidentemente no la retuvieron por mucho tiempo. Los jebuseos obviamente volvieron a ocupar Jerusalén cuando los benjamitas intentaron adquirir su territorio. De hecho, los jebuseos permanecieron allí hasta la época de David, cuando éste conquistó la ciudad (2 Samuel 5:6-9).
La conquista de Hebrón fue un acontecimiento muy importante en la historia de Israel. Hebrón, que significa literalmente “asiento de asociación”, era la morada de Abraham y Sara y fue también el lugar dónde los enterraron.
Quiriat-Arba (“ciudad de Arba”), era una fortificación de los de Anac, descendientes de Arba, quienes eran proverbiales por su estatura y proezas (Números 13:32, 33). Recordemos que los espías que Moisés había enviado a reconocer la tierra de Canaán creyeron que era imposible tomarla, “excepto “Caleb hijo de Jefone cenezeo, y Josué hijo de Nun, que fueron perfectos en pos de Jehová.” (Números 32:12). Caleb era descendiente de Cenaz, y éste de Esaú (o Edom). Los cenezeos, que eran nómadas, estaban asociados con la tribu de Judá.
Jueces 1:11-12. Quiriat-sefer, otro nombre para Debir, significa “la ciudad del libro”. Sin duda, era una ciudad donde se congregaban escritores.
[Josué 15:15-16, estos versículos son idénticos a los de Jueces 1:11-12. Por lo tanto, podemos asumir que el orden cronológico aquí cambia. Este acontecimiento ocurrió durante la vida de Josué, varios años después de que Caleb pidiera Hebrón como su herencia.]
Jueces 1:13-15. Ahora se nos presenta el hermoso personaje de Acsa. Ella encaminó a su esposo en la dirección correcta: buscar todo lo que el Señor tenía para ellos.
Estas dos fuentes pueden tener un paralelismo con las dos lluvias de Israel: la temprana (fuente inferior) y la tardía (fuente superior). La lluvia temprana es la lluvia inicial que ablanda la tierra para que se pueda sembrar la semilla, y la lluvia tardía es la lluvia fuerte que llega hacia el final de la cosecha para darle madurez a la siembra.
Jueces 1:16. Los hijos del suegro de Moisés, Jetro, Números 10:29-32; Jueces 4:11, dejaron su morada en el país montañoso de Judá para vivir entre la tribu de Judá. La palabra “ceneo” significa “herrero”. La ciudad de las palmeras se refiere a Jericó (Deuteronomio 34:3; 2 Crónicas 28:15).
Jueces 1:17. Fue en Horma donde los israelitas fueron derrotados cuando intentaron presuntuosamente entrar en la tierra después de que Moisés se lo prohibiera (Números 14:45).
Jueces 1:18. Expulsó a los filisteos de Gaza, una ciudad localizada en la planicie costera de Israel y como a cinco kilómetros del mar Mediterráneo. Sin embargo, los israelitas no los destruyeron completamente, ya que éstos surgieron de nuevo en los días de Sansón y también de David.
Este versículo tiene una gran importancia y significado para la actualidad. Gaza, la cual hoy es conocida como la franja de Gaza en Palestina, fue entregada por Dios a la tribu de Judá como su herencia (Josué 15:20, 47). Los habitantes originales de Gaza, los filisteos (hoy conocidos como los palestinos), fueron rechazados por Dios, y el Señor le dio sus tierras a Israel.
Por lo tanto, cuando los políticos de hoy intentan devolver la tierra a los palestinos para lograr la paz, están intentando deshacerse de la tierra santa de Dios. Dios le prometió la tierra de Israel a la descendencia de Abraham (los judíos), y cualquiera que intente quitársela será severamente castigado por Dios.
Jueces 1:18-21. Hasta aquí todo va bien, pero los vs. 18–21 contiene las primeras indicaciones perturbadoras de que no todo iba bien. Judá tuvo victorias iniciales contra las ciudades de v. 18, pero no pudo echar a los habitantes de esta área porque éstos tenían carros de hierro (v. 19). Pero, ¿qué significa: Jehová estaba con Judá (vs. 2 y 19)?
Es igualmente un enigma el fracaso de los de Benjamín para echar a los jebuseos de Jerusalén (v. 21). Caleb capitalizó totalmente la victoria en Hebrón (vs. 10 y 20), pero los de Benjamín no hicieron lo mismo después de la victoria en Jerusalén (v. 8). La causa real de estos fracasos no se revela sino hasta Jueces 2:1–5.
Jueces 1:22-36. Los éxitos y fracasos de las tribus del norte. Las tribus de Efraín y Manasés eran las tribus israelitas del centro y norte de Canaan más numerosas y poderosas. La casa de José “subió contra” en el v. 22, como Judá en el v. 4 y Jehová estuvo con ellos (v. 22) como había estado con Judá (v. 19).
Como Judá, la casa de José tuvo éxito al principio (vs. 22–26), pero seguido de una serie de fracasos (vs. 27–35) mucho más extendidos y serios que en el sur. Las semillas de este fracaso pueden verse ya en los vs. 22–26. Betel fue tomada sólo mediante un convenio con un cananeo, quien más tarde reconstruyó la ciudad en un nuevo lugar (vs. 23, 24, 26).
En los siguientes versículos se traza una situación en deterioro, con los cananeos viviendo entre los israelitas (vs. 27–30), los israelitas viviendo entre los cananeos (vs. 31–33) y finalmente los amorreos confinando a los israelitas a las montañas (v. 34). La nota final (v. 36) confirma que lo que se logró fue división de la tierra entre los israelitas y no israelitas, más que una ocupación total. Nuevamente, las razones para este fracaso que sólo se insinúan aquí, se dan explícitamente en Jueces 2:1–5.
Enfocándose en el significado
Este pasaje presenta un resumen de la historia del libro de los Jueces. Sería fácil para nosotros leer este pasaje y lanzar piedras a los israelitas de los cuales hablamos aquí.
¿Podríamos estar de acuerdo que tal vez una de las razones por las cuales las generaciones siguientes han “perdido la fe” es porque han visto repetidamente a nuestra generación ser hipócrita en sus acciones?
¿Podría ser también que una de las razones porque otras generaciones les faltan compromiso a la iglesia y a su misión es porque estas generaciones ven a la iglesia perpetuándose así misma antes que diseminando el evangelio?
¿Podría ser que algunos de los cambios que ahora vemos pueden ser actualmente para mejorar y que finalmente estos cambios puedan corregir algunos de los errores de nuestra generación?
Deberíamos de examinar nuestras propias vidas cuidadosamente para ver si la acusación de una fe superficial u obediencia podría estar en nuestras puertas.